Y de repente Jon Fosse, premio Nobel de Literatura. Un “poeta en la tierra de Dios”
(Cecilie Seiness).
Es el cuarto escritor noruego distinguido con el Nobel: Bjørnson lo recibió en 1903, Hamsun en 1920 y Undset en 1928.
ese gesto, piensa Fosse…el otro, el mismo…
Jon Olav Fosse nació en Haugesund, en el oeste de Noruega, el 29 de septiembre de 1959, y creció en una pequeña granja rural cerca de Strandebarm. Su padre, Kristoffer Fosse, era gerente de la cooperativa de comestibles local, y su madre, Wigdis Nanna Erland, trabajaba en la casa. Fosse, quien fue criado como luterano, cuenta que fue un niño feliz, pero que su adolescencia fue muy dura. Por entonces se declaró ateo y se unió a una banda de música en la cual tocaba la guitarra. Según él mismo, comenzó a escribir a los 12 o 13 años, primero componiendo letras de canciones y luego escribiendo poemas: “mi refugio era la escritura”. Su primera incursión literaria fue el cuento Él (Han), publicado en un periódico estudiantil. En 1979 finalizó sus estudios secundarios en Øystese y se mudó a Bergen, donde comenzó a trabajar para el periódico Gula Tidend. Ese mismo año fue padre y al año siguiente se casó con la madre de su hijo. Posteriormente se casó otras dos veces y tuvo cinco hijos más. Mientras tanto, la década del 80 estudió Filosofía, Sociología y Teoría del Lenguaje en la Universidad de Bergen. Se doctoró en Filosofía obtuvo una maestría en Literatura Comparada en 1987. Escritor a tiempo completo durante su vida adulta, dice con cierta ironía: “una persona normal no se pasa la vida escribiendo”. Dictó clases en la Academia de Escritura de Hordaland, y uno de sus alumnos fue el Karl Ove Knausgaard, multipremiado escritor noruego contemporáneo, considerado como un heredero directo de Ibsen. Fosse escribe en nynorsk noruego, que significa “nuevo noruego”, uno de los estándares oficiales del idioma noruego escrito, y abarca una gran variedad de géneros que incluye teatro, novelas, poemarios, ensayos, literatura infantil y traducciones.
Alcohol y religión
“Cuando estoy triste encuentro consuelo en la literatura, en leer y escribir. Y en los últimos años también en rezar. Y en acudir a misa. Antes bebía mucho, así que buscaba refugio en el alcohol. Me ayudaba, pero solo hasta un punto, porque llega a ser muy destructivo, por eso dejé de beber, fue cuando me convertí al catolicismo”.
Dejó de beber después haber sido internado en el hospital por intoxicación etílica.
“Tuve que tomar la drástica decisión de dejar de beber (el alcohol, como tantas cosas, tiene cosas buenas y cosas malas), de modo que la próxima vez es posible que nos encontremos en el Kaffistova (café en el centro de Oslo), y no en un bar. He leído que 30 por ciento de los que padecen delirium tremens se muere si no se los trata. A su vez el 30 por ciento muere aún con tratamiento. Beber es para muchos un enorme placer, y sólo para muy pocos es un gran problema”.
El año 2012 fue un punto de inflexión: dejó el alcohol y se convirtió al catolicismo. También en ese año conoció con Anna, su actual mujer, y tuvieron a Erli, la primera hija del matrimonio. En 2011 le habían concedido la residencia honoraria de artista vitalicio en Grotten, propiedad del estado noruego ubicado en las inmediaciones del Palacio Real de Oslo, como distinción por contribuir a las artes y cultura de su país.
Prosa temprana
Durante la década de 1980, Fosse publicó sus primeras novelas, a saber: Raudt, svart (1983; “Rojo, negro”), que aborda el tema del suicidio y según la Academia Sueca es una obra “tan rebelde como emocionalmente cruda”, y Stengd gitar (1985; “Guitarra de cuerdas”), que relata las vivencias de una madre en un callejón sin salida después de encerrarse fuera de su casa, donde deja a su bebé. Ambas obras presentan una prosa minimalista, con frecuentes proyecciones temporales y puntos de vista alternos, por la que Fosse se haría famoso más tarde. También publicó su primera colección de poemas, Engel med vatn i augene (1986; “Ángel con agua en sus ojos”), y su primera colección de ensayos, Fra å fortelle via å vise til å skrive (1989; “De contar pasando por mostrar hasta escribir”). En ese momento, se había convertido en instructor en la Academia de Escritura en Hordaland. Fosse comenzó a ganar reconocimiento en su país de origen con la publicación de su novela Naustet (1989; “Cobertizo”), que sigue a un hombre de 30 años que vive recluido en la casa de su madre y, tras un encuentro casual con un ex compañero de banda, ocasiona un conflicto en el matrimonio del viejo amigo.
Obras de teatro
A principios de los años 90´s, para sobrevivir como autor comenzó a escribir el guión de una obra de teatro que le había sido encargada. “Era la primera vez que probaba suerte con este tipo de trabajo, y fue la mayor sorpresa de mi vida como escritor: supe, sentí que esa escritura estaba hecha para mí”, declaró en una entrevista a un sitio web de teatro francés. En 1992, comenzó así con los diálogos de Nokon kjem til å komme (Alguien va a venir). La primera de sus obras que se representó fue Og aldri skal vi skiljast (“Y nunca nos separaremos”), en el Teatro Nacional de Bergen en 1994. Rápidamente siguieron muchas obras, entre ellas Namnet (1995; “El nombre”), sobre una mujer embarazada que espera que el padre de su hijo llegue a casa de sus padres, y Natta syng sine songar (1998; “Canciones de noche”), que explora la indecisión de una mujer tentada a dejar a su marido por otro hombre. Su nombre se dio a conocer y ganó trascendencia en Europa a partir de la puesta en escena en París de “Alguien va a venir” a cargo del legendario director Claude Régy, el 28 de septiembre de 1999. Al día siguiente Fosse cumplía 40 años. Al año siguiente, el renombrado teatro berlinés Schaubühne presentó Namnet (El nombre) en el Festival de Salzburgo. Estas dos producciones lo proectaron a nivel internacional y hoy es considerado uno de los más grandes dramaturgos contemporáneos. Entonces, Fosse se dedicó principalmente a escribir teatro. Al igual que su prosa , sus obras escénicas tienden a detenerse en momentos de esperanza y duda, como si los personajes vivieran en el purgatorio. A principios del siglo XXI, las producciones de sus obras incluyeron Ein sommars dag (1999; Un día de verano ), en el que una mujer anticipa el regreso de su marido de un viaje en su barco; Dødsvariasjonar (2002; Variaciones de la muerte ), una obra de teatro en un acto sobre una niña que cuestiona su decisión de suicidarse, contada al revés, a partir del momento de su muerte; y Eg er vinden (2008; Yo soy el viento ), que se centra en dos hombres que atraviesan una crisis existencial en un barco pesquero.
Ha escrito vertiginosamente más de treinta obras y en mil montajes diferentes. La crítica literaria apunta a su calidad, semejante a la Samuel Beckett y de Harold Pinter. Sus obras han sido traducidas a más de cincuenta idiomas, pero hasta el presente han sido traducidas al español unas pocas, por lo cual parte de los títulos enumerados en la presente síntesis biográfica figuran en noruego o en inglés. Como tantos artistas, creció bajo la figura de su coterráneo Henrik Ibsen, quien fue candidato al Premio Nobel de Literatura en 1902, 1903 y 1904. sin duda uno de los dramaturgos más destacados de la tradición universal del siglo XIX, y que ejerció influencia decisiva en otros grandes dramaturgos y novelistas como George Bernard Shaw, Oscar Wilde, Arthur Miller, Marguerite Yourcenar, James Joyce, Eugene O’Neill y Miroslav Krleža.
Prosa de la década de 2000
Aunque Fosse se centró en escribir obras de teatro durante la mayor parte de las décadas de 1990 y 2000, también publicó prosa, incluida Melancholia I (1995; Melancolía I ) y Melancholia II (1996; Melancolía II ), una ficción sobre la vida del verdadero pintor noruego del siglo XIX, Lars Hertervig, y su descenso a los abismos de la locura.
Fosse también escribió las novelas Morgon og kveld (2000; Mañana y tarde), que narra con prosa sencilla y rítmica, el nacimiento y la muerte de Johannes el pescador, y Det er Ales (2004; Aliss en el fuego), una narrativa similar a Un día de verano en el que una mujer revive el día en el que su marido partió en su barco y nunca regresó, con idas y vueltas a través de los años.
Hacia fines de la década del 2010 comenzó a escribir Trilogien (2014; Trilogía), que comprende Andvake (2007; “Desvelo”), Olavs Draumar (2012; “Los sueños de Olav”) y Kveldsvævd (2014; “Desaliento”). La saga cuenta la desdichada historia de una pareja, Asle y Alida, a lo largo del tiempo. Se trata de una obra tan deslumbrante como difícil de explicar o describir, ya que la trama argumental queda relegada frente a lo que de veras importa: los sentimientos a los que conduce el camino que el autor abre a través de la conciencia de sus personajes. Fosse recibió el Premio de Literatura del Consejo Nórdico 2015 por su obra.
Septología es para muchos críticos su obra maestra. Fosse comenzó a escribir esta enorme novela de siete volúmenes en 2019, luego de una pausa en la escritura de obras de teatro. Escribió la gran parte del libro en Hainburh, una pequeña localidad vecina a Viena (Austria). Sus hábitos habían cambiado después de abandonar la bebida: se iba a dormir temprano y se levantaba a la madrugada para escribir: “La totalidad de Septología fue escrita entre las 5 y las 9 de la mañana”. La serie incluye: Det andre namnet (2019; El otro nombre), Eg er ein annan (2020; Yo soy otro) y Eit nytt namn (2021; Un nuevo nombre). Conocidas por su falta de pausas en las frases, las novelas siguen a un pintor llamado Asle, un reciente converso al catolicismo romano, que se encuentra con su amigo, también pintor llamado Asle, que muere de intoxicación por alcohol. Es su obra más larga hasta la fecha. Fosse ha llamado a su método de escribir Septología como de “prosa lenta»: un estilo de niveles cambiantes, escenas, y reflexiones, exactamente lo contrario del drama trepidante del teatro. Sus siete partes han sido publicadas en tres volúmenes: El otro nombre, Yo soy otro y Un nombre nuevo. Es una narrativa sugerente y magnífica sobre la naturaleza del arte y de Dios, sobre el alcoholismo, la amistad, el amor y el paso del tiempo. Septología está traducida a más de 20 idiomas y es aclamada por la crítica en todo el mundo.“Tenía miedo de morir antes de terminarla. Había algo que necesitaba decir y sentía que tenía el deber de decirlo. Los dos personajes son el mismo, y no son el mismo: ese es el concepto básico de la novela”.
Por Septología , Jon Fosse ha recibido numerosos premios, entre ellos el Premio Brage y el Premio de la Crítica. También fue preseleccionado para el Premio Booker internacional y el Premio Nacional del Libro Estadounidense.
Trabajos posteriores
Fosse volvió a escribir más obras de teatro en la década de 2020: Slik var det (2020; “Así era”), Sterk vind (2021; “Viento fuerte”) y I svarte skogen inne (2023; “En el bosque negro”), todas ellas representadas en el Teatro Noruego de Oslo.
Otros proyectos
Mientras escribía su propia obra, Fosse disfrutó traduciendo obras de sus escritores favoritos al Nynorsk, incluido Sebastian i draum (2019; “El sueño de Sebastian”) de Georg Trakl, y Duino-elegíar (2022; “Diez elegías” ) de Rainer Maria Rilke, ambos poetas austríacos. Fue asesor literario en una nueva traducción de la Biblia al noruego. Sus relatos infantiles incluyen Dyrehagen Hardanger (1993; “El zoológico de Hardanger”), Kant (2005) y Spelejenta (2009; “La niña del juego”).
Hoy en día, las obras de Jon Fosse se han representado en todo el mundo. Ha escrito más de treinta, entre ellos Vinter ( “Invierno”), Dødsvariasjonar (“Variaciones de la muerte”), Svevn ( “El sueño”) y Eg. er vinden (Yo soy el viento).
También es poeta, ensayista y guionista: el cineasta mundialmente conocido Erik Poppe dirigirá Bad Moon Rising, un largometraje con un guión de Fosse escrito hace 26 años.
“Recibí el don de la pena y me convertí en poeta” dice Fosse citando a Ibsen. Es devoto admirador de Federico García Lorca, uno de los tantos grandes escritores que debían de haber recibido el Nobel.
Distinciones y premios
En su país:: Nynorsk Literature Prize (1988), Aschehoug Prize (1997), Dobloug Prize (1999), Norsk kulturråds ærespris (2003), Brage Prize (2005), Commander of the Royal Norwegian Order of St. Olav (2005).
Internacionales: Premio Nórdico en Suecia. el Premio a la Literatura Juvenil en Alemania y La Orden Nacional al Mérito en Francia. En el 2010 se le otorga el premio Ibsen. En el año 2015 el Premio de Literatura del Consejo Nórdico.
En octubre de 2023, Jon Fosse gana el Premio Nobel de Literatura “por su prosa innovadora y por dar voz a lo que no se puede decir, expresado con el lenguaje y la naturaleza de su origen noruego.” Y también en 2023 celebra un hito literario: se cumplen 40 años de su debut con la novela Raudt, svart (Rojo,negro). Cuando la noticia salió en los medios, en nuestro país su nombre era totalmente desconocido. En España su obra se aglutina principalmente en la editorial Deconatus con sus novelas: Mañana y tarde, Trilogía y Septología. La editora Sexto Piso publicará su poesía completa.
El escritor del silencio.
Su estilo es minimalista, sin ornamento alguno, va y viene en el tiempo a través de un continuo monólogo interior de sus personajes, cuyos pensamientos y el mundo real suelen confundirse en una desorientación existencial que recuerda en ocasiones a Beckett, como dijimos al comienzo. Reiterativo hasta el cansancio, logra introducirnos en el estado de ánimo de sus personajes de cuya vida da muy pocos detalles. Cuando le preguntan por qué utiliza comas y no puntos en su escritura responde: “Uso los signos de puntuación de la manera que yo creo que mejor se adapta a mi escritura. Si, por ejemplo, sigues las reglas de Noruega para las comas, terminas mal. Para mí, escribir literatura ha de tener un ritmo, una fluidez, así que he de usar los signos de puntuación de la manera en que me ayuden a conseguirlo”.
Su narrativa tiene belleza estética, sencilla pero muy poderosa, en ocasiones de una crueldad controlada, donde encontramos incontables repeticiones que producen un efecto tan hipnótico como poético. Hay quienes sostienen que se requiere de un esfuerzo para sostener la lectura de sus páginas en las que cualquier idea o actitud o frase o palabra suelta se repite como una letanía que puede llegar a producir tedio o malestar en el lector inadvertido. Más allá del estilo, la exploración de la condición humana es un tema central en sus novelas y obras teatrales que han alcanzado una notable difusión.
Como dijimos, Fosse utiliza una puntuación propia, novedosa, ya que evita el uso del punto, porque prefiere las comas. Quizás aquí reside el quid de su originalidad creativa, en que su literatura se escapa de los rieles, las formas ya establecidas, en busca de un camino propio. Habitualmente se “ancla” en una idea, una situación, a partir de la cual diverge en otras escenas para de nuevo volver al punto de partida tantas veces como lo crea necesario, hipnotizando y acunando al lector pertinaz con una suerte de suave poesía existencial, a modo de plegaria. Los escritores y cineastas nórdicos (Ingmar Bergam por ejemplo) buscan respuestas a los dilemas humanos, aislando a sus personajes del ruido y afanes cotidianos, porque buscan ese elemento de nuestro ser que permanece inmutable, aunque desconocido. En esto Fosse se parece mucho a sus contemporáneos como Knausgård o Jo Nesbø. A pesar de ser un escritor urbano, de Oslo (aunque también pasa gran parte de su tiempo en Austria), mantiene una fuerte conexión con el mundo natural, que es el trasfondo de sus novelas, donde el hombre se encuentra a sí mismo con mayor facilidad.
“El proceso artístico es el mismo se trate de un pintor, o de un escritor o de un músico”, suele decir Fosse.
A menudo se hace referencia a su prosa en términos musicales: los términos: ritmo, timbre, polifonía, tempo, repetición, lenguaje musical son frecuentes en los comentarios de sus libros. Estas asociaciones musicales son frecuentes en el panorama literario y no son pocos los escritores de ficción que disfrutan de la música y utilizan este recurso de manera consciente a la hora de escribir. Sólo para citar a dos contemporáneos: el recientemente desaparecido Paul Auster quien decía trabajar insistentemente algunos textos hasta que parezcan una pieza musical; y Haruki Murakami (el número VII de Entropía está dedicado a él), otro prolífico escritor con un profundo conocimiento de la buena música. Sin duda que en su idioma de origen (el nuevo noruego en el caso de Fosse) debe sonar de manera diferente cuando lo leemos, por ejemplo, en español. Por suerte la música no requiere traducción alguna: su lenguaje es universal.
El 17 de abril de 2024, designado por el Instituto Internacional del Teatro (ITI) dependiente de la Unesco, Fosse reflexiona sobre el arte, no sólo sobre la dramaturgia, porque “el buen arte consigue de manera fabulosa reunir lo absolutamente único con lo universal. Nos permite entender la diferencia entre lo extraño y lo universal: no eliminando lo singular, sino enfatizándolo; dejando que lo extraño y lo desconocido brille claramente”.
El arte es un todo, piensa Fosse, que en su juventud incursionó en la pintura (los óleos son sus favoritos). Antes mencionamos que una de sus novelas (Melancolía) es una ficción sobre la vida y muerte de Lars Hertervig, pintor noruego cuyos paisajes fantasmales de los fiordos reflejan el trastorno bipolar del autor:
La torre (Lars Hertervig)
Quizás Fosse retome la pintura para expresarse de otro modo, esta vez con pinceles y espátulas cargadas de óleo sobre un lienzo blanco. Y tal vez siga al maestro del expresionismo noruego Edvard Munch, quien supo pintar con original maestría la desesperación y el sentido trágico de la vida y de la muerte, como podemos ver en dos conocidos óleos del autor:
El grito y Madonna (Edvard Munch)
Fosse cuenta que aprendió los aspectos prácticos de la pintura al óleo gracias a sus amigos artistas plásticos, en particular de Håvard Vikhagen.
Sin título (Håvard Vikhagen)
El óleo espera, demora en secar, como si quisiera darle tiempo al artista para cambios y retoques, dejándolo trabajar sobre la misma trama cuantas veces crea necesarias, ya que no siempre tiene certeza del momento en que su cuadro esté terminado. Y Fosse lo sabe muy bien, su escritura es un vaivén pendular que él mismo define como “prosa lenta”, serpenteante como el camino que recorre los fiordos.
“El arte trasciende las fronteras de los lenguajes y los límites geográficos. Reúne, no solo las cualidades individuales, sino también, las características de un grupo de personas, por ejemplo, las naciones”, dice el flamante premio Nobel otorgado “por sus innovadoras obras de teatro y su prosa que dan voz a lo inefable”. Inesperado, sí, y al parecer de muchos también muy merecido. Y para los que no están muy convencidos, (para algunos leerlo es entrar en una suerte de carrusel de feria pero sin luces ni decorados) quizá sea bueno dejarse llevar por esa pluma que se mueve como un pincel cargado de óleo, que demora en secar, de largo aliento, porque siempre hay tiempo para repasar un trazo o retocar un color, y así descubrir, tal vez, la magia de su original cadencia poética.
“No escribo sobre personajes en el sentido tradicional de la palabra. Escribo sobre la humanidad”, declaró al diario francés Le Monde en 2003. “Los elementos sociológicos están presentes: el desempleo, la soledad, las familias rotas, pero el asunto esencial es lo que hay en medio. Lo que hay en las grietas, los huecos entre los personajes y los elementos del texto. El silencio, lo que no se dice es más importante que lo que se dice”
“No se leen mis libros por las tramas”, dijo al Financial Times en 2018.
Mats Malm, secretario permanente de la academia que anunció el premio, se puso en contacto telefónico con Fosse para informarle de la victoria. Dijo que el escritor estaba conduciendo por el campo y prometió volver a casa con cuidado…
Para concluir, se nos ocurre una escena: un joven Fosse pedalea con dificultad por un camino rural en su bicicleta azul, con el estuche de guitarra colgando del hombro. Su cabellera larga y oscura flamea con el viento que llega del mar. Todos en el pueblo saben que “el niño del pelo” es Jon Olav Fosse. También lo saben Asle el pintor y Johannes el pescador. Y también el flamante Nobel de Literatura, el Fosse de 64 años que ha detenido su camioneta Volvo y sigue al ciclista con la mirada mientras escucha un audiolibro. También tiene el pelo largo, largo y gris, recogido en una cola de caballo. En el asiento del acompañante lleva estuche con su laptop repleta de escritos en curso. Tal vez caiga una suave llovizna al anochecer, piensa. El camino va serpenteando por la costa del fiordo, y Fosse el Joven pasa frente a la camioneta de Fosse el Nobel y también se detiene. Cruzan sus miradas claras como el paisaje de la tarde. Uno es el otro, o tal vez no, sólo Dios sabe, piensa Fosse. Ambos se miran por unos instantes (o tal vez una eternidad). Después sonríen y se saludan con un gesto y cada cual reanuda su marcha. Farvel, gå med Gud!
Autor:
Alejandro Alvarez Gardiol