Categoría: Cuentos Numero 4

Publicado en: 12/02/2023 Autor: Martín Francés Comentarios: 0

Diario de un lobo marino

Al poco tiempo de morir mi tío de Necochea y recibir su casa en herencia, uno de sus amigos me hizo una oferta para comprarla.  León Ferrari, un viejo windsurfista necochense al que siempre le gustó la idea de vivir ahí. Enseguida nos pusimos de acuerdo y se la vendí con todo lo que estaba adentro. La tarde que se escrituró, le dije que se quedara con lo que era de su agrado y lo demás lo donase.  Yo vivo muy lejos y ocuparme de eso era un problema. Al cabo de unos días, recibí un llamado de Ferrari contándome que había donado todo a un asilo de ancianos pero que después quiso recuperar algunas cosas, entre ellas, un cofre cerrado y lacrado que le despertó cierto interés. Me propuso enviármelo aunque preferí por seguridad, que lo abriera y me…

Publicado en: 11/02/2023 Autor: Alejandro Álvarez Gardiol Comentarios: 0

COPI

Paris, noviembre de 1987.   Lunes 9- Querida abuela, te parecerá raro, incluso ridículo, pero hace tiempo que quiero escribirte. Y aunque te hayas muerto hace mucho, heme aquí, desde mi última morada en la Tierra con papel y lapicera, procurando. Porque ya no me queda más tiempo. Pero esta noche estoy algo depre y es tarde, así que mejor dejo y empiezo mañana. Martes 10- Buenos días; hoy mucho mejor. De todas formas te cuento que de tu Copito de Nieve sólo queda la blancura. Lánguidos, mis brazos solo se distinguen  de las sábanas por el trazo azulado de las venas. Una sonda me sale del pito y va a drenar la orina a un frasco de vidrio al pie de la cama, que como la de cualquier hospital es alta, de hierro gris perlado y con un trapecio…

Publicado en: 10/02/2023 Autor: Mercedes Andrada Comentarios: 0

Propiedad Privada

(A.Bioy Casares, in memorian) A mi edad, cuando se comienza a valorar el tiempo -palpitando ya la fragilidad de los relojes- dos cosas son imprescindibles: la salud y la compañía de una mujer elegante. La salud es azarosa, bien lo sé, mas a la mujer se la elige como yo la elegí a ella. Todo en Cecilia emana una tenue distinción, no hablo de sus atuendos (esquivos a marcas ostentosas) sino de lo que la rodea como un halo y que resulta, por su frugalidad, imponente: los gestos, el movimiento de paloma de sus manos, su cabello que huele a hierba recién cortada y su mirada; su mirada que ve, escruta. La distinción, que no conoce de monedas ni mercaderes, resulta en ella natural. Cecilia no esconde su edad, por el contrario, las finas líneas que el tiempo fue abriendo…

Publicado en: 09/02/2023 Autor: Ebel Barat Comentarios: 0

La ecuación de Estrasburgo

A Jean Phillipe   Se volvió dejando a sus espaldas la catedral y se detuvo a contemplar la casona pesada de más de quinientos años. Estaba allí, idéntica a la de las fotos que celosamente había ordenado y etiquetado en uno de sus álbumes y que aún no habían empezado a perder el color. Situada enfrente de la iglesia, en el centro de la ciudad, había sido, sin duda, una casa donde sucedieron muchas cosas. Idéntica se dijo, y esa idea no debía entrañar ningún desconcierto, pero lo que lo turbaba era justo eso, que fuera perfectamente idéntica. Era extraño que la memoria no hubiera ejecutado sus procesos y que la casa se viese tan igual. Sin el protagonismo de París o Roma, la fama de la ciudad era sobria y firme. Se había conservado a lo largo de los…

Publicado en: 08/02/2023 Autor: Ileana Caprile Comentarios: 0

La Promesa

Sentada en el micro, la cabeza apoyada contra la ventanilla, miraba los árboles que se sucedían unos tras otros a gran velocidad. El campo se desplegaba amarillo de girasoles frente a mis ojos entrecerrados. Algunos pasajeros dormían, la mayoría estaba ensimismado en sus pensamientos. A mi lado viajaba una vieja, sus manos sostenían un rosario, y mientras deslizaba las cuentas entre las yemas de sus dedos gastados, murmuraba un Avemaría interminable. Pensé que ella tenía suerte en tener fe, todo se le hacía más liviano. Pensé en él. Si no faltaba a su palabra, me estaría esperando en la estación. No sabía qué le diría, sólo estaba segura que lo miraría hasta cansarme. Para convencerme de que era cierto. ¿Cuántos millones de personas viven en el mismo paréntesis temporal en el planeta? ¿Siete mil, ocho mil millones? Entre todas esas…

Publicado en: 07/02/2023 Autor: Verónica Baronio Comentarios: 0

Cadena de mails

“Aún recuerdo su sonrisa y siento que el destino Es como aquellas botellas donde duerme el vino. Unas se conservan y otras se avinagran Y aunque el tiempo mate ciertas bellas almas Siempre guardo lo que fuera suyo y mío y les puedo asegurar que no tuve nunca más un amigo igual.” Jairo     22 de abril. Tal vez ella sea aún una cosquilla en mi lado izquierdo, el del corazón, el del bazo, el del páncreas… el del hemisferio del cerebro que rige la habilidad lingüística -en el papel, porque mi timidez no ayudó a que llegáramos a ser amigos, sólo lo hizo posible la locuacidad de Miryem-, del pulmón de ese lado que no fuera afectado por la pleuresía y que siempre me salva cuando el aire falta por diversos motivos formales o de los otros, esos…

Publicado en: 06/02/2023 Autor: Rubén Leva Comentarios: 0

Una experiencia fuera de lo común

Acabo de dejar a Sofía en el Jardín. Paula se encuentra dictando un Seminario en la UBA y estará en Buenos Aires hasta el viernes de la semana próxima. Varias veces por año se repite esta rutina, ella dando sus clases y yo ocupándome de las tareas y obligaciones en torno a nuestra hija. Es un trabajo que no me desagrada, más bien diría que me entusiasma, de hecho, ya estoy haciendo planes para el tiempo que tendré libre y que no será mucho, sobre todo por un caso que me tiene muy preocupado. Al menos en ese poco tiempo no tendré que compartir a Sofía con su madre. Llego al Estudio, abro la puerta y me saluda Silvia con su habitual cara de lunes. Pregunto por el expediente de Ramírez y me dice que lo ha dejado sobre el…

Publicado en: 05/02/2023 Autor: Graciela Roselli Comentarios: 0

La intermitencia del tiempo

Pensé en advertirle a Cecilia que debíamos revisar el estado de las paredes y de la ventilación y no lo hice. Como ella se entusiasma demasiado rápido cuando ve algo que promete belleza, y yo suelo ser el indeciso que plantea objeciones, esta vez procuré no analizar detalles ni cuestionar su elección. Y ahora, a destiempo, me doy cuenta de que tendría que haber insistido con que tomáramos más recaudos antes de alquilar esta casa. Está en una zona residencial, alejada del pueblo, seguramente pujante en otra época. En la inmobiliaria nos comentaron que era de un empresario poderoso, con extrañas costumbres que no nos supieron especificar. Desde que él murió, sus descendientes la dejaron abandonada y ahora la alquilan por poca plata. Después de atravesar el portón de entrada, una larga hilera de cipreses delinea el camino que conduce…