Publicado en: 19/08/2023 Mercedes Andrada Comentarios: 0

Nunca imaginé que tantos días finalmente harían una vida tan pequeña”

Franz Kafka, nació en la actual capital de la República Checa, el 3 de julio de 1883. La información sobre él es inagotable, su personalidad se presenta compleja y atractiva, su pluma provoca profunda conmoción: espanto y absurdo, se combinan de un modo tan original como contundente.

Escritor bohemio de lengua alemana, su obra fue una de las más influyentes de la literatura universal. Pionera en el arte de fusionar lo realista y lo fantástico, nos invita a escudriñar qué es lo que se esconde detrás de alegorías, fábulas, y metáforas.

Sus temas recurrentes son los conflictos paterno-filiales, la ansiedad, el existencialismo, la brutalidad física y psicológica, la culpa, la filosofía del absurdo, la burocracia y las transformaciones espirituales.

Si el libro que leemos no nos despierta con un puñetazo en la cabeza, ¿para qué leerlo? Un libro tiene que ser el hacha que rompa nuestra mar congelada”

 

Primeros años

“La juventud es feliz porque tiene la capacidad de ver la belleza”

“Cualquiera que tenga la capacidad de ver la belleza nunca envejece”

Kafkanació en Praga, Bohemia,el 3 de julio de 1883 en el seno de una familia judía. Sus padres eran Hermann Kafka (1852-1931) y Julie Löwy (1856-1934).

Su padre había nacido en Wossek, aldea de población mayoritariamente judía checo-hablante, cerca de Písek, en la región de Bohemia del Sur.

Su madre, nacida en Podiebrad an der Elbe, era de familia germanohablante perteneciente a la burguesía judeo-alemana.

El matrimonio se instaló en Praga y pasó a formar parte de la alta sociedad. Desde el comienzo, quien marcó la pauta de la educación de Franz fue el padre que, como resultado de su propia experiencia, insistió en la necesidad del esfuerzo continuado para superar todas las dificultades de la existencia, desde una actitud de autoritarismo y prepotencia hacia sus hijos.La madre quedó relegada a un papel secundario en el aspecto educativo.

El pequeño recibió su nombre de pila en honor al emperador Francisco José I. Era el mayor de seis hermanos. Dos de ellos, Georg y Heinrich, fallecieron a los quince y seis meses de edad, respectivamente, antes de que Franz cumpliera los siete años. Tuvo tres hermanas llamadas Gabriele («Elli») (1889–1941), Valerie («Valli») (1890–1942), y Ottilie («Ottla») (1892–1943). Tras la ocupación de Checoslovaquia, los nazis llevaron a las tres hermanas al gueto de Łódź. Ottilie fue trasladada al campo de concentración de Theresienstadt y el 7 de octubre de 1943 al campo de exterminio de Auschwitz, donde murió ese mismo día en las cámaras de gas, igual que otras 1318 personas que también acababan de llegar. Las otras dos hermanas también perecieron en el Holocausto.

Cursó sus estudios primarios en la Deutsche Knabenschule, ubicada lo que hoy es Masná ulice, mientras que su formación secundaria fue en el riguroso Altstädter Deutsches Gymnasium (Instituto de Enseñanza Media Imperial Real), situado en la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga.

Con escaso apego a las tradiciones judías, aparte del Bar Mitzvah, concurrió poco y sin ganas, a la sinagoga con su padre.

Ávido lector de Nietzsche, Darwin y Haeckel, entusiasta del socialismo como expresión del ideal de solidaridad; y del ateísmo.

Tras aprobar el examen de bachillerato en 1901, comenzó a estudiar química, historia del arte y filología alemana, pero finalmente, obligado por su padre, estudió derecho. Alfred Weber, profesor de sociología, ejerció una gran influencia sobre él y dirigió su tesis doctoral. Obtuvo el doctorado en leyes el 18 de junio de 1906.

Al final de su primer año de estudios, Kafka conoció a Max Brod, un compañero de estudios que se convirtió en amigo cercano para toda la vida. Él fue quien años más tarde acuñó el término “El estrecho círculo de Praga” para describir el grupo de escritores, que incluía a Kafka, Felix Weltsch y el propio Brod.

Al terminar la carrera de derecho en 1906, hizo pasantías en los tribunales civiles y penales, con funciones administrativas y en una firma italiana de seguros de accidentes laborales. La experiencia laboral influyó en su obra, explorando temas como la burocracia, la alienación y la angustia existencial del hombre ante la ley.

Luego trabajó en la compañía Arbeiter-Unfall-Versicherungs-Anstalt für Königsreich Böhmen, en la que estuvo hasta su jubilación anticipada en 1922, por causa de la tuberculosis, enfermedad que empezó a padecer en 1917 y que le causaría la muerte en 1924.

El cómodo horario de la oficina le permitía escribir, tarea con la que estaba comprometido. Ese trabajo, que trataba fundamentalmente sobre accidentes y seguros en el ámbito laboral, le dio muchas ideas para su obra literaria.

Vivimos en una era tan poseída por los demonios, que pronto solo podremos hacer el bien y la justicia en el más profundo secreto, como si fuera un crimen”

 

Su adultez

“La eterna juventud es imposible; aun cuando no hubiera otros impedimentos, la introspección la imposibilitaría”

“Dormí, desperté, dormí, desperté, miserable vida”

A fines de 1911, el esposo de su hermana Elli, Karl Hermann, y Kafka se convirtieron en socios en la primera fábrica de asbesto en Praga conocida como Prager Asbestwerke Hermann & Co. Kafka dedicó gran parte de su tiempo libre al negocio, pero luego advirtió que resentía su tiempo de escritura.

Durante ese período, también encontró interés en el teatro, idiomas y literatura yiddish, comenzó a estudiar judaísmo y se hizo vegetariano.

En 1912 Kafka escribió El Juicio y, a finales de noviembre de 1912, terminó Contemplación, colección de dieciocho relatos. En 1913 escribió Consideración y, en 1915 La Metamorfosis.

En 1919 terminó los catorce cuentos fantásticos que componen Un médico rural.

El propio Kafka declaró que gran parte de su obra provenía del menosprecio y la tiranía que ejerció su padre sobre él.

“Lo estoy haciendo bien, lo estoy haciendo mal. Lo que tu prefieras”

 

El amor y las relaciones humanas

“Hay ocasiones en que estoy convencido de que no soy apto para ninguna relación humana”

“Si te involucras conmigo, te lanzarás al abismo”

Kafka nunca se casó.

Entre 1913 y 1917 mantuvo una relación difícil con Felice Bauer, que originó una correspondencia de más de 500 cartas y postales.

En el primer año escribió al padre de Felice justificándose: “Soy taciturno, insociable, malhumorado, egoísta, hipocondríaco y realmente enfermizo. ¿Cómo ha de vivir su hija con un hombre así, que ha dejado toda distracción a fin de conservar las energías justas para dedicarse en exclusiva a la literatura?”

Aunque llegó a presentar una solicitud de matrimonio en junio de 1913, la boda no se celebró. Se produjo una ruptura al conocer a G.W, la mujer identificada como «la suiza» en sus diarios, durante sus períodos de internación.

En julio de 1917 Franz y Felice se comprometieron en matrimonio, pero otra vez la boda no llegó a consumarse. En diciembre se separaron definitivamente.

 

Durante la Primera Guerra Mundial

“La incitación a la lucha es uno de los medios de seducción más eficaces del mal”

“El mal conoce el bien, pero el bien no conoce el mal”

No fue movilizado por sus problemas de salud y en 1914 escribió un antecedente de El Proceso y la narración En la Colonia Penitenciaria

Debido a la guerra, el marido de su hermana Elli debió entrar al ejército, por lo que Kafka tuvo que hacerse cargo de la dirección de la fábrica de la familia y su hermana debió trasladarse a vivir a la casa familiar. Esto obligó a Kafka a alquilar una habitación. Como consecuencia de todo ello no escribió nada durante casi año y medio, desde octubre de 1914.

 

Enfermedad y amoríos

“El soltero se resigna aparentemente por su propia voluntad y en plena vida a un espacio vacío, cada vez más pequeño. Y se muere, le basta el ataúd”

En agosto de 1914 se le manifestó una hemoptisis, que confirmó una tuberculosis pulmonar.

Durante su estancia en Schlesen para poder asistir con frecuencia a un sanatorio cercano, conoció a Julie Wohryzek, con la que se prometió en matrimonio, pero la posición social no burguesa de la joven puso en contra de la relación al padre de Kafka. Rompieron en noviembre de 1919.

A principios de 1920 conoció a la escritora, traductora y periodista checa Milena Jesenská, de 24 años, vivaz, moderna y emancipada, quien vivía en Viena y estaba en proceso de disolución de su matrimonio con el escritor Ernst Polak. Después de una correspondencia inicial particularmente intensa, Kafka visitó Viena.

Pero al igual que con Felice Bauer, se repitió el viejo patrón con Milena Jesenská: el acercamiento y la unión imaginada fueron seguidos por la duda y el retraimiento. Kafka finalmente terminó la relación en noviembre de 1920. Sin embargo, el contacto amistoso entre ambos no se rompió hasta la muerte de Kafka, quien le entregó a Jesenská sus diarios antes de morir.

Ella presintió su muerte en 1920 y le describió sus sentimientos a Max Brod

«Milena Jesenská an Max Brod»(en alemán). Consultado el 01-11-2022. «„Pero Frank no puede vivir. Frank no tiene la capacidad de vivir. Frank nunca se pondrá bien. Frank morirá pronto. Ciertamente la cuestión es que todos somos aparentemente capaces de vivir porque en algún momento hemos huido a la mentira, a la ceguera, al entusiasmo, al optimismo, al convencimiento, al pesimismo, o lo que sea. Pero el nunca huyó a un asilo protector, a ninguno. Es absolutamente incapaz de mentir, así como es incapaz de emborracharse. Está sin el más mínimo refugio, sin amparo. Por eso está expuesto a todo aquello de lo que estamos protegidos. Es como un hombre desnudo entre los que están vestidos […] Es un ser tan determinado en sí mismo, despojado de todos los ingredientes que podrían ayudarlo a registrar la vida: en la belleza o en la miseria, no importa. Y su ascetismo es completamente poco heroico, pero esto lo hace aún más grande y más elevado. Todo «heroísmo» es mentira y cobardía. Esta no es una persona que construye su ascetismo como un medio para un fin, esta es una persona que es forzada al ascetismo por su terrible clarividencia, pureza e incapacidad de comprometerse.”».

 

Comenzando a morir

El significado de la vida es que se detiene”

“El hecho de que tu médico tenga un nombre para tu enfermedad no significa que él sepa de qué se trata”

“La historia de los hombres es un instante entre dos pasos de un caminante”

A veces creo que puedo expiar todos mis pecados pasados ​​y futuros a través del dolor de mis huesos

 

Como consecuencia del empeoramiento de su estado de salud, pasó gran parte de 1921 y 1922 en sanatorios.

Conoció a Robert Klopstock en su estadía en el de Matliary, entre 1920 y 1921, quien sería su amigo por el resto de su vida. Hasta 1923 escribió, entre Praga y Berlín, una docena de relatos.

En julio de 1923 estuvo en una colonia judía de vacaciones a orillas del Báltico, donde conoció a Dora Diamant, una joven periodista descendiente de una familia judía ortodoxa que había huido de su pueblo natal. Ella le disuadió de un viaje a Palestina y más tarde se trasladó a Berlín, con la esperanza de distanciarse de la influencia de su familia y concentrarse en su obra. Allí vivió Kafka con Dora, que se convirtió en su compañera y tuvo mucho que ver en el interés de Kafka por el judaísmo.

En la Navidad de 1923, Kafka contrajo una pulmonía y volvió al hogar paterno en Praga. Al agravarse la enfermedad, ingresó en el sanatorio de Wiener Wald, donde sufrió un ataque de tuberculosis de laringe, lo que hacía que tragar los alimentos le resultara muy doloroso por lo que en sus últimas semanas se alimentó principalmente de líquidos.

Kafka estuvo escribiendo “Un artista del hambre” en su lecho de muerte, una historia cuya composición había comenzado antes de que su garganta se cerrara.

Finalmente fallece el 3 de junio de 1924 en Kierling. Lo enterraron el 11 de junio en la parte judía del Nuevo Cementerio de Praga.

La lápida de su tumba fue diseñada por el arquitecto Leopoldo Ehrmann.

Se le pidió a Milena Jesenská que escribiera un obituario para el diario checo Národní Listy, que se publicaba en Praga.

Ella escribió: “Pocos lo conocieron aquí, porque era un recluso, un hombre sabio y temeroso de la vida. Era tímido, asustadizo, gentil y bueno, pero los libros que escribió fueron crueles y dolorosos. Vio el mundo lleno de demonios invisibles luchando y destruyendo a las personas indefensas. Era demasiado clarividente, demasiado sabio para vivir y demasiado débil para luchar: pero esa era la debilidad de las personas nobles y bellas que no saben luchar contra el miedo, contra los malentendidos, contra el desamor y las falsedades espirituales, que saben desde el principio que son impotentes, se someten y así avergüenzan al vencedor. Era un hombre y un artista con una conciencia tan escrupulosa que se mantenía alerta aún donde los demás, los sordos, ya se sentían seguros (Milenas Nachruf auf Franz Kafka‹, en:Forum, Wien, Januar 1962.)”

 

Un hombre complejo

Kafka temía causar repulsión tanto por su físico como por su personalidad y, sin embargo, impresionaba a los demás con su aspecto juvenil, pulcro y austero, su conducta tranquila y desenfadada y su gran inteligencia, además de su particular sentido del humor.

Brod pensó que Kafka era una de las personas más entretenidas que había conocido. Kafka disfrutaba divirtiéndose con sus amigos, pero también los ayudaba con buenos consejos.

Brod sintió que dos de los rasgos más distintivos de Kafka eran la «veracidad absoluta» y «escrupulosidad precisa».

Escribir era de vital importancia para Kafka y lo consideró una «forma de oración». Era muy sensible al ruido y prefería el silencio absoluto cuando lo hacía.

“El aislamiento es una forma de conocernos a nosotros mismos

Simplemente, no sobrestimes lo que he escrito; de otro modo se me volvería inalcanzable lo que aún espero escribir”

“La literatura es siempre una expedición a la verdad”

 

El mundo agradece al amigo infiel

La obra de Kafka pasó prácticamente inadvertida hasta después de su muerte.

Pese a que Kafka pidió a su amigo Max Brod que quemara todos sus manuscritos después de su muerte en 1924, el que fuese albacea del célebre autor no respetó su última voluntad. Tras la invasión de Alemania a Checoslovaquia en 1939, Brod emigró a Palestina llevándose consigo los invaluables manuscritos. Tras su muerte, en 1968, los documentos pasaron a manos de su secretaria Esther Hoffe. En su testamento, el albacea de pidió a la mujer que legara el archivo a la Universidad Hebrea de Jerusalén o a la Biblioteca pública de Tel Aviv. Sin embargo, la Hoffe optó por heredar los manuscritos a sus hijas lo que generó un conflicto entre las instituciones académicas y los herederos de la exsecretaria de Brod.

En el 2009 comenzó un juicio contra los herederos de los manuscritos de Kafka que finalizó el pasado octubre cuando un tribunal israelí ordenó que el archivo de Max Brod, que incluye los manuscritos, fueran transferidos a una biblioteca nacional de Israel. (“Franz Kafka, el escritor de la frustración humana”, La Voz de Galicia, 4 de julio 2013)

Su obra fue adquiriendo fama, y nació el término “kafkiano”, para describir conceptos y situaciones que la recuerdan. Hasta la RAE se ha hecho eco del mismo “Adj. Dicho de una situación absurda, angustiosa”

Dominio de la burocracia sobre las personas, en un entorno surrealista y de pesadilla, que evoca sentimientos de insensatez, desorientación e impotencia. Los elementos kafkianos a menudo aparecen en obras existenciales, pero el término trasciende la literatura y se aplica a sucesos y situaciones de la vida real que son incomprensiblemente complejos, extraños o ilógicos.

 

De estilos

Multitud de estudiosos han pretendido interpretar la obra de Kafka en función de distintas escuelas de crítica literaria, como por ejemplo el modernismo o el realismo mágico.

Pero es el principal baluarte del expresionismo literario en alemán que aportó a la literatura moderna el mecanismo narrativo de la parábola o relato simbólico, suprimiéndolo de moralejas y reflejando el absurdo y la angustia de una existencia de perpetua postergación indefinida.

La desesperación y el absurdo reflejados en su obra se consideraron parte del existencialismo según la influencia de Camus y Sartre, hablándose de Kierkegaard como su principal antecesor.

Kafka fue un lector devoto de Flaubert, admirador de Dickens

Algunos han visto una influencia marxista en la satirización de la burocracia, otros una tendencia anarquista en el individualismo antiburocrático de Kafka, tomando en cuenta su breve militancia en una organización anarquista y su apoyo a algunas campañas de los anarquistas checos. Finalmente se ha interpretado su obra bajo el prisma del judaísmo y el misticismo (“Thomas Mann, «Franz Kafka y El castillo», en El artista y la sociedad, 1975, p. 240 ss.)

Por último, no ha faltado una lectura política, referida sobre todo a “El Proceso”, que tiene en cuenta el contexto antisemita y pre-nazi en el que vivió Kafka (Wahnón, Sultana(2003). Kafka y la tragedia judía. Barcelona: Riopiedras).

 

Influencias que ejerció Kafka

Shimon Sandbank, profesor, crítico literario y escritor, considera Kafka influyó en Jorge Luis Borges, Albert Camus, Eugene Ioneso, J.M. Coetzee y Jean Paul Sartre. Tambien en Gabriel García Márquez e Ismael Kadaare (Hannelore HahnThe Influence of Franz Kafka on Three Novels by Gabriel García Márquez, P.Lang 1993).

Asimismo, se ha hablado de su influencia en José Saramago y en Haruki Murakami -quien le rindió homenaje en una novela- y en Salinger.

En 1999, un comité de autores, académicos y críticos literarios clasificó a dos obras de Kafka como las novelas en alemán más importantes del siglo XX («Musils «Mann ohne Eigenschaften» ist «wichtigster Roman des Jahrhunderts»» [El «Hombre sin atributos» de Musil es «la novela más importante del siglo»].LiteraturHaus(en alemán). Archivado desdeel originalel 7 de junio de 2001. Consultado el 29 de octubre de 2022).

Harold Bloom afirmó que «cuando es más él mismo, Kafka nos brinda una inventiva y una originalidad continuas que rivalizan con Dante y realmente desafían a Joyce y Proust como el autor occidental dominante de nuestro siglo» (“LiteraturHaus(en alemán). Archivado el 7 de junio de 2001. Consultado el 29 de octubre de 202.

Difícil resulta escindir al Kafka hombre del Kafka escritor. Desde la angustia y la tragedia del absurdo, su obra nos interpela al estilo de un verdadero filósofo. Plantea, con algo de gracia, y gran dosis de espanto, problemas existenciales imperecederos.

Kafka trasciende los tiempos sin juzgar. Obliga a una dialéctica. Se posiciona en el juego del abogado defensor y quien acusa. Muestra.

Nos invita al pensamiento puro, con un manejo de la ironía deslumbrante.

Kafka muestra y convoca al juicio y más aún, a la introspección.

 

Autor:
Mercedes Andrada

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