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- ¿Por qué motivo la felicidad humana ocupa tan poco espacio?”.
- “Perder un sueño es como perder una fortuna, qué digo, es peor. Nuestro peor pecado es haber perdido nuestros sueños. Sin embargo hay que ser fuertes y aunque uno se sienta cansado decirse: ‘Estoy cansado ahora, estoy arrepentido ahora, pero no lo estaré mañana’”.
- “Creo que en el corazón de cada uno de nosotros hay una longitud de destino. Es como una adivinación de las cosas por intermedio de un misterioso instinto
- “Estoy muerto y quiero vivir. Esa es la verdad”.
- “Sin embargo, se tolera, y se sonríe y se saluda… porque ‘así es la vida’”.
- “No mire lo que hagan los demás. No se le importe un pepino de lo que opine el prójimo. Sea usted, usted mismo sobre todas las cosas, sobre el bien y el mal, sobre el placer y sobre el dolor, sobre la vida y la muerte. Usted y usted. Nada más. Y será fuerte como un demonio entonces”.
- “Amor, piedad, gratitud a la vida, a los libros y al mundo me galvanizaban el nervio azul del alma”.
- “Yo creía que el alma me había sido dada para gozar de las bellezas del mundo, la luz de la luna sobre la anaranjada cresta de la nube, y la gota de rocío temblando encima de una rosa. Mas, cuando fui pequeño creí siempre que la vida reservaba para mí un acontecimiento sublime y hermoso. Pero a medida que examinaba la vida de los otros hombres, descubrí que vivían aburridos, como si habitaran en un país siempre lluvioso, donde los rayos de la lluvia les dejaran en el fondo de las pupilas tabiques de agua que les deformaban la visión de las cosas”.
- “Al otro lado de los verdinosos muros de vidrio estaba la hermosa vida cantante y altísima, donde todo sería distinto, fuerte y múltiple, donde los seres nuevos de una creación más perfecta, con sus bellos cuerpos saltarían en una atmósfera elástica. Es inútil, tengo que escaparme de la tierra”.
- “Los hombres eran locos. Sufrían cuando eran felices por miedo a perder la felicidad”.
- “Yo no creo que estés loco. Lo que hay en vos es exceso de vida”.
- Es síntoma de una inteligencia universal poder regalarse con distintas bellezas.
- No exagero cuando digo que la lucha de los partidos políticos en nuestra patria no es nada más que una riña entre comerciantes que quieren vender el país al mejor postor.
- Todo cuesta en esta tierra. La vida no regala nada, absolutamente. Todo hay que comprarlo con libras de carne y sangre.
- Un hombre sin defectos sería inaguantable, porque jamás le daría motivo a sus prójimos para hablar mal de él, y lo único que nunca se le perdona a un hombre, es su perfección.
- En vez de felicitarnos del nacimiento de una criatura debíamos llorar de haber provocado la aparición en este mundo de un mísero y débil cuerpo humano, que a través de los años sufrirá incontables horas de dolor y escasísimos minutos de alegría.
- Allí bebimos, pero la vida giraba en torno nuestro como el paisaje en los ojos de un ebrio.
- Al mismo tiempo que me sonreía con las mandíbulas, me daba puñaladas con los ojos.
- En realidad, uno no sabe qué pensar de la gente. Si son idiotas en serio, o si se toman a pecho la burda comedia que representan en todas las horas de sus días y sus noches.
- No creían en la felicidad. De más está decir que una esperanza posiblemente hubiera transformado a estas almas, pero la esperanza requiere cierta amplitud de sentimientos, incompatible con la total aceptación del fracaso que revelaban.
- La práctica del peligro contribuye a formarnos hábitos de prudencia.
- Pero él ya estaba vacío, era una cáscara de hombre movida por el automatismo de la costumbre.
- Sólo se anima cuando lo prodigioso interviene en nuestra conversación. Y así le pasa a todos los hombres, canallas o santos.
- ¿Acaso la vida es otra cosa que la aceptación tranquila de la muerte que se viene callando?
- Se ha inventado casi todo pero no ha inventado el hombre una máxima de gobierno que supere a los principios de un Cristo, un Buda.
- Lo que hacen los libros es desgraciar al hombre, créalo. No conozco un sólo hombre feliz que lea.
- El tiempo transcurría con lentitud, y mi conciencia descentrada de extrañeza y fatiga recogía en el espacio el silencioso dolor de la especie.
- yo no soy un perverso, soy un curioso de esta fuerza enorme que está en mí.
- A momentos me decía lo curioso que hubiera resultado para los otros
- El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un «cross» a la mandíbula. Sí, un libro tras otro, y «que los eunucos bufen».