
En este número, haré mención a las actas desclasificadas del Premio Nobel de Literatura de 2018. Estas actas permiten el acceso público a las discusiones internas del comité y las razones detrás de las decisiones de premiación desde 1901. La desclasificación ha puesto en evidencia las tensiones que los jurados han mantenido en secreto a lo largo de los años. Además, ofrecen información sobre las opiniones de los jurados y las razones detrás de la elección conjunta, sugiriendo que siempre han existido diferencias significativas en sus enfoques y estilos literarios
En algunos casos, la selección se transformó en drama para algunos escritores, vislumbrando que no solo resalta la complejidad del proceso de selección, sino también las dinámicas de poder y la influencia que pueden tener las decisiones del comité en la carrera de los autores.
Por ejemplo, hemos venido a saber la revelación sobre las controversias que rodearon la victoria del poeta y novelista austríaco Peter Handke, quién recibió el premio en 2018. La elección de Peter Handke como ganador del Premio Nobel de Literatura fue particularmente controvertida debido a sus opiniones políticas y su defensa de ciertas posturas sobre la guerra en los Balcanes, lo que llevó a críticas por parte de algunos sectores, quienes consideraron que sus puntos de vista eran problemáticos. Sobre todo, porque muchos escritores nunca recibieron la mención por sus posiciones políticas.
Otro caso sucedido en 1974, cuando el Premio Nobel de Literatura fue otorgado a dos miembros de la Academia Sueca, que también eran jurados del premio –y, por tanto, jurados del galardón, aunque se abstuvieron de votar–, Harry Martinson (1904-1978) y Eyvind Johnson (1900-1976). El alud de protestas y el desprestigio que la decisión del jurado provocaron en la existencia del poeta Martinson, graves daños, quien afirmó -que el premio lo había destruido “como autor y como persona”-, y una fuerte depresión finalmente le condujo al suicidio, cuatro años después en un hospital.
Esta elección generó críticas y controversias debido a su doble papel como premiados y miembros del jurado, lo que planteó preguntas sobre la imparcialidad del proceso. Sin embargo, la Academia argumentó que cada autor tenía méritos literarios significativos que justificaban su inclusión en la lista de laureados.
Sobre la imparcialidad de estos premios se ha mantenido el debate literario a lo largo de todos estos años.
Algunos críticos argumentan que la Academia Sueca ha sido influenciada por factores políticos, sociales y de género, lo que podría comprometer la objetividad de sus decisiones. Además, la inclusión de miembros de la Academia entre los premiados ha reavivado preocupaciones sobre conflictos de interés. Sin embargo, muchos defensores del premio sostienen que el jurado busca reconocer la excelencia literaria y que el proceso, a pesar de sus imperfecciones, se esfuerza por ser justo.
Las actas señalan que varios de los miembros del Comité Nobel se oponían a la candidatura de Martinson y Johnson, pues, argumentaban, ninguno de ellos contaba “con el reconocimiento internacional suficiente” como para merecer la máxima distinción mundial en el ámbito literario.
En las actas se reveló asimismo que el grupo de los 18 académicos que conforman la institución estaba bastante diezmado durante los meses de septiembre y octubre, justo cuando se tomó la decisión crucial sobre el ganador del Nobel de Literatura de ese año. De los 16 miembros que en principio tenían que estar en condiciones de participar en la votación, tres habían fallecido ese mismo año y los dos candidatos, Martinson y Johnson, no podían votar. Con lo que solo 11 miembros de la institución participaron en la votación final, lo que podría haber influido en las prioridades adoptadas en ese momento.
La Vanguardia, periódico español, que ha tenido acceso a las actas de la Academia Sueca sobre el debate de aquel año, describe como los documentos han puesto de manifiesto la fuerte oposición a la endogámica decisión aunque finalmente los dos autores se impusieron a candidatos como la sudafricana Nadine Gordimer, la británica Doris Lessing, el estadounidense Saul Bellow o el italiano Eugenio Montale, que lo ganó al año siguiente.
Hubo jurados que se oponían, pero los suecos pasaron por delante de Nadine Gordimer y de Doris Lessing. A su vez, en el periódico encontramos la descripción como, según se desprende de los documentos, no todos los miembros de la Academia estaban de acuerdo con la entrega del galardón a dos de sus colegas. Si bien el secretario permanente, Karl Ragnar Gierow (1904-1982), temía que la entrega del premio a dos académicos “pudiera afectar el prestigio internacional del Nobel”, afirmó, en un comentario especial, que “por otra parte, desde el punto de vista netamente literario, la calidad de ambos escritores se halla no solo a la par, sino incluso por encima de muchos de los autores que constantemente estamos discutiendo como posibles merecedores del galardón”. Sin embargo, las actas señalan que varios de los miembros del Comité Nobel se oponían a la candidatura de Martinson y Johnson, pues, argumentaban, ninguno de ellos contaba “con el reconocimiento internacional suficiente” como para merecer la máxima distinción mundial en el ámbito literario.
Ese año compitieron un total de 102 candidatos, entre ellos Rafael Alberti y Vicente Aleixandre. En la lista de finalistas se encontraban Nadime Gordimer, Doris Lessing, Saul Bellow y Eugenio Montale, que obtendrían el Nobel más tarde, y Graham Greene, que nunca lo ganó.
Uno de los miembros de la Academia que se oponían a la distinción de Martinson y Johnson fue Artur Lundkvist (1906-1991), quien prefería que el premio se otorgara a Nadine Gordimer o a Doris Lessing. Gordimer tuvo que esperar hasta 1991 para obtenerlo… y Doris Lessing hasta el 2007. En concreto, Lundkvist estimaba “incorrecto” distinguir con el premio a dos miembros del jurado que se encargaba de tal cometido.
Autora:
Cristina Girardo