El día que me quieras…
10 de la mañana. En el mundo de las rosas se respira: OK. Un pulmón de ciudad que se perfila como espacio verde. Un lugar nuevo que no sólo se ve, se respira. Un perfume que se percibe como uno solo, pero es de muchos o de muchas… ¿Flores tal vez? Nuestra mirada se detiene ahora en los tonos. Primero el verde de una primavera que ya empezó. Los colores manchan y se hacen más nítidos. Perdemos altura y se ven las formas. Aguzamos la vista (quizás podríamos ser un par de aves rapaces… ¿“Caranchos”?). Como decíamos, nuestro campo visual se aclara a medida que bajamos la altura del vuelo. Ahora vemos tan claro como los gorriones o las calandrias que chillan y se acercan a nosotros con la intención de picotearnos. Volamos bajo. Paramos para posarnos en la cima…