El último cuento
Detuvo el movimiento de los dedos en el aire. Sus manos quedaron suspendidas sobre el teclado de la computadora. Se quedó quieta afinando el oído. Le pareció que el piso de pinotea de la escalera había crujido apenas, como si alguien estuviera subiéndola de forma sigilosa. Estaba sola en la casa enorme. Sacudió la cabeza para espantar los malos pensamientos, y se dijo a si misma que estaba paranoica. Se prometió que sería la última historia de miedo que escribía. Tantos monstruos, tantos horrores, la estaban afectando. Hasta había cambiado su aspecto sin proponérselo. No como al principio, cuando le publicaron el primer libro y decidió junto al editor, que a su público le resultaría interesante verla como un reflejo de sus personajes. Así fue como comenzó a vestirse siempre de negro, acentuando su palidez natural con maquillaje blanco y…