Categoría: Cuentos Numero 11

Publicado en: 15/02/2025 Autor: Eduardo Lowcewicz Comentarios: 0

La placita

“…Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en que los niños no caigan a él. Si corren y no ven adonde van debo salir de alguna parte y atraparlos…” J.D.Salinger – El guardián del centeno.   Al atravesar la verja de hierro, salpicada por algunas manchas de óxido entre las incontables capas de pintura que se habían acumulado a través de los años, los fuertes rayos del sol de la mañana hirieron mi vista. Avancé algunos pasos entrecerrando los ojos, el brillante resplandor desdibujaba los verdes contornos de la placita sumiéndolos en una especie de vibración luminosa. El sopor de haber pasado la complicada noche en vela se iba desvaneciendo lentamente dejándome el agrio gusto de la angustia. Traté de centrar mis pensamientos aunque sea por algunos momentos en la brisa tenue y perfumada de la primavera…

Publicado en: 15/02/2025 Autor: Graciela Roselli Comentarios: 0

Suspiro blanco

Hoy floreció el suspiro blanco, el del medio, dice Eugenia mirando el jardín desde el ventanal y va en busca de su libreta de anotaciones para escribir solo eso “Hoy floreció el suspiro blanco, el del medio”. Quizás esa frase algún día le sirva para escribir un cuento. Enciende la cafetera, busca en la alacena un endulzante nuevo, el otro se le terminó anoche. No encuentra. Uf, no tiene ni siquiera una pizca de azúcar para el café, va a tener que ser amargo. Mientras espera que esté listo vuelve a agarrar la libretita que dejó en la mesa e impulsivamente comienza a escribir. Intenta volcar en palabras las imágenes que hace varios días brotan como flashes de recuerdos y que anoche casi no le permitieron descansar. Imágenes de lugares conocidos y lejanos, vivencias pretéritas que la dejan inmersa en…

Publicado en: 15/02/2025 Autor: Analía Rodriguez Comentarios: 0

Como gatos en la ciudad

Son las dos de la tarde. En el puerto de Split ubicado en Croacia, pegado a las lanchas de excursión estacionadas y enfrente de los restaurantes que dan al mar, un bote equipado para transportar a diez pasajeros permanece amarrado en el muelle. Mirko, el conductor y guía del paseo, les hace señas a las dos chicas que se aproximan corriendo. “Son las dos pasajeras que faltan, con ellas completo la tripulación del gomón”–piensa–. Una de las chicas es de estatura “interesante”. La altura que tiene es parecida a la de la mayoría de sus amigas croatas. Esbelta, de cabello muy negro y brillante, pero de un color de piel oscuro. “Es evidente que no es de acá” –concluye. Mientras le da la mano a la recién llegada para que se acomode en la popa, no puede evitar mirarla unos…

Publicado en: 15/02/2025 Autor: Matías Torno Comentarios: 0

La última gota

No puedo escribir. Lo intento de muchas maneras, pero la tarea siempre termina siendo estéril, tal vez porque estéril ha sido casi toda mi existencia. Si aún conservo algún deseo, es el de escribir. Ya sea inmerso en el bullicio de un bar, en las tediosas salas de espera de PAMI o escuchando a Chopin en mi cuartucho. Pero mis dedos no responden. Acá estoy, clavado en el año 2057, sin nada nuevo que contar. Como un animal moribundo que, a diferencia de otros animales, posee el filoso don de la memoria. Alguna vez tuve trabajo, hogar y mujer. Una vida ordenada y hasta simétrica, podría decirse. ¡Hasta agenda tenía! Tan estructurado era que imaginaba y planificaba diálogos mucho antes de que se produjeran. Por ejemplo, si tenía que ir a la panadería, unos cuantos metros antes de llegar a…

Publicado en: 15/02/2025 Autor: Alejandro Alvarez Gardiol Comentarios: 0

En el shopping

Detesto escribir, pero dicen que es conveniente que lo haga ya que cuando hablo digo puras barbaridades, aunque para mí exageran las cosas. Mi analista también me aconseja que escriba para después poder interpretar mejor, se ve que hablo rápido y la inútil no termina de entenderme. No quiero pintarme como una víctima, la autocompasión es apestosa, pero mi vida no es fácil y a mis treinta y cinco han sido contados los momentos en los que he sido feliz, aunque como ustedes saben, la felicidad es un eslogan para idiotas. Como esas minas que salen en la tele puro culo y pura teta diciendo “me he propuesto ser feliz” ¿Por qué no dicen directamente que se van a dedicar a coger a troche y moche y listo? Como a veces digo cosas graciosas, los que no me conocen creen…

Publicado en: 15/02/2025 Autor: Martín Francés Comentarios: 0

La pendura

Les voy a contar algo que, si lo leen sin detenimiento, creerán que fue normal, una anécdota cotidiana, pero no fue así. Préstenle atención a cada suceso y a cada uno de los actores, incluyéndome a mí. El teléfono sonaba y no quería atenderlo porque estaba mirando por la ventana una discusión fuerte, extremadamente fuerte. No se entendía muy bien qué pasaba pero había insultos, golpes y reclamos de pertenencias entre dos personas. Parecía un problema de parejas pero mezclado con algo de robos y arrebatos. Fue un movimiento raro. Luego cuando llegó “la autoridad”, los arengó a retirarse, cada uno por un lado y la vida debió continuar, no sin el resabio amargo de la violencia. Tomé el teléfono y había una llamada perdida de Luigi y un mensaje de whatsapp que decía que el día se prestaba para…

Publicado en: 15/02/2025 Autor: Martín Francés Comentarios: 0

Palomas negras

En la plaza del pueblo había una hilera exterior de jacarandaes sobre la línea de la calle, luego y hacia adentro seguía una franja de césped raído por la sequía y a continuación y siempre hacia adentro, volvía a aparecer una hilera de jacarandaes cerrando el perímetro. Cada cinco arboles de éstos, se encontraba un banco de cemento un tanto pretencioso pero de ergonomía convocante.  Ahí, en uno de ellos, esperaban sentados los hermanos Podestá al auto que los trasladaría hasta el aeropuerto para tomar el vuelo hacia Madrid donde culminaría la parte más traumática del viaje. Luego una conexión los llevaría a Ibiza desde donde un ferri los depositaría con destino final en Formentera. ¿Qué hora es? preguntó el mayor. Estaba ansioso pero menos que el menor, y sabía que a la calma la tenía que fomentar él, aunque…

Publicado en: 15/02/2025 Autor: Sofía Masnatta Comentarios: 0

Rescate

…a tientas en la oscuridad arrojo mis sutiles redes para rescatarte del abismo…   -¿Podemos hablar? – pregunta Luisa. Su voz suena firme del otro lado de la línea. -¿Es necesario?  – contesta Magda. Se han despedido hace apenas unas horas y no en buenos términos. -¿Y a vos qué te parece? -¿Qué pasa ahora?  ¿No te das cuenta de que estoy cansada? Acaba de llegar de la casa de Luisa. La ruta ha sido un infierno de camiones como siempre en época de cosecha. No obstante, se coloca los auriculares y deja el celular en la mesada de la cocina. La cosa irá para largo, se dice. -Sólo pensás en vos – dice Luisa. No es la primera vez que la acusa de egoísta, hasta le ha dicho en más de una ocasión que es mala. -¡Necesito descansar un…

Publicado en: 15/02/2025 Autor: Rubén Leva Comentarios: 0

Demasiado Tarde

El hombre entró al bar, se detuvo un momento y miró hacia los costados, pareció reconocer algo y se acercó a la mesa donde había un joven de anteojos leyendo el diario. Corrió la silla hacia atrás, se sentó, dejó el maletín en el suelo junto a una de sus piernas y apoyó las manos sobre la mesa. El joven, que ya había plegado el diario, lo deslizó hacia el costado con un movimiento de su mano izquierda, después apartó un mechón de pelo de su frente y lo miró a los ojos. —Bueno, aquí estoy. –dijo el hombre- —Ya veo. —No entiendo muy bien el sentido de este encuentro. —No es muy difícil, quería verte –dijo el joven- —¿Para qué? Todo pasó hace tanto tiempo… —No pasó, no pasó, sigue pasando, te lo puedo asegurar, algunas cosas siguen pasando,…

Publicado en: 15/02/2025 Autor: Carla Caterina Comentarios: 0

Silencio

Esa noche calurosa de noviembre, Sabrina volvía de pasar una velada con sus amigas en un bar de la avenida. Caminaba por la calle desierta, cuando sin querer vio el auto. Era nuevo, vistoso, enorme. Una nave de color gris claro metalizado, como la que veía cada mañana desde su escritorio, estacionar en la cochera a las nueve en punto. En el interior había dos personas, un hombre y una mujer. Pestañeó nerviosa, cerró los ojos, pero era tarde. Apurada, siguió su camino. Llegó a su casa inquieta y pensó que, a la mañana siguiente, iría a su trabajo antes de la hora. Aquella visión la había sorprendido. “Me podrán sancionar, ¿qué pasará?”, cavilaba mientras caminaba en círculos por el departamento al que se había mudado hacía muy poco, gracias a su trabajo. “¿Y si me preguntan?, ¿me habrán visto?…