Las bailarinas
Los zapatos lo arrastraron en un andar oscilatorio y errante. No tenía una clara visión de lo que pisaba, pero sentía cómo el barro y la inmundicia del lugar se le pegaban en las suelas formando una especie de irregulares plataformas que parecía que chillaban… Todo era un asco. Con espanto percibía que el agua acumulada, mugrienta, le mojaba las medias y le lamía la planta de los pies. Metió las manos en los bolsillos y siguió caminando. Notó que llegaba al final del túnel porque la claridad de la luna dejó entrever la silueta circular de un hoyo que terminaba en la nada… en una barranca de considerable altura que daba al vacío. Quedó parado en el borde del círculo para poder ver desde allí cómo la chata que navegaba por el río atracaba a pocos metros del lugar.…